Rausel Sarmiento Aguilar
Imagina despertar un día y escuchar un rugido
en las montañas cercanas a tu casa en San Cristóbal de las Casas.
Un jaguar ha sido visto cerca de los barrios de la ciudad…
Hace más de 500 años, los jaguares (Panthera onca) vivían por muchas zonas boscosas en todo el estado chiapaneco, y probablemente visitaban o rodeaban las montañas aledañas a San Cristóbal. Estos felinos tienen una alta movilidad, es decir, se pueden desplazar varios kilómetros en un solo día (entre 30 y 60, aproximadamente), en busca de alimento, por lo que imagina poder escuchar el rugido del jaguar proveniente de la montaña que colinda con tu casa. Imagina cómo sería saber que los jaguares están muy cercanos a donde vives. ¿Qué harías, cuál sería tu reacción al saberlo tus vecinos?
Sin embargo, la realidad es otra… Desde hace algunos años, el jaguar (Panthera onca) ha sido obligado a desplazarse hacia otras áreas, a lugares donde hay hábitat apenas suficiente para poder cazar, descansar, reproducirse y hacer todas las actividades que necesita día con día; la razón fue que, mientras buscábamos mayores comodidades o zonas para construcción de más casas, cultivos, ganadería o simplemente por el temor de ver a un animal de ese tipo y exterminarlo, los jaguares se fueron relegando hacia zonas donde tienen aún espacio para esconderse y comer, o lugares donde se les protege, como los Parques naturales y, sobre todo Reservas de la biosfera. Este hecho es comparable a que una familia vecina (imagina que son tus tíos), hubiese sido expulsada u obligada a abandonar su casa para siempre y vivir en espacios donde apenas pueden hacer sus actividades diarias. Sí, los jaguares fueron expulsados de muchas zonas de donde antes solían vivir.
Así como tus tíos, antes de irse de San Cristóbal, hacían grandes aportes a la comunidad y a la convivencia y mantenimiento del equilibrio familiar, también pasa con la salida del jaguar de su hábitat, el ecosistema se descompensa porque ya no existe quien equilibre el entorno y algunas especies crecen sin control, volviéndose plagas y acabando con otros recursos como las semillas y plantas.
No sabemos a ciencia cierta qué desequilibrio provocó la salida del jaguar y otros felinos como el puma de las inmediaciones de San Cristóbal, pero lo que sí sabemos es que otras especies, como los venados y jabalíes, también fueron erradicadas de estos bosques, quedándonos solo especies menores, como mapaches, zorros, tlacuaches, conejos… Algo así como quitar a los vecinos de tu cuadra que eran grandes personas y sabían como mantener equilibrada la convivencia.
Ahora piensa, ¿qué harías si los jaguares pudieran establecerse cerca o en las inmediaciones de San Cristóbal? "Si un día observaras un jaguar cruzando un sendero cerca de donde te encuentres, ¿qué harías? ¿Cómo te sentirías si tuvieras que proteger a tus mascotas o tu jardín de un depredador tan majestuoso?" Recordemos que el jaguar es uno de los felinos más vistosos de nuestras selvas chiapanecas, es considerado un depredador tope y clave en los ecosistemas donde se encuentra. ¿Podríamos convivir con un depredador de estas magnitudes?
La verdad es que la convivencia entre nosotros, los humanos, y la vida silvestre, como los jaguares, no ha tenido buena relación, convivir con otras especies ajenas a nosotros y que no sean las domesticadas más representativas (perros y gatos) no es común. El involucrarse realmente en la conservación lo hacen muy pocos, pero sí debemos de estar conscientes de nuestras acciones. La eliminación de áreas importantes de bosque sin antes conocer cuáles especies viven ahí no debería de ocurrir, el querer tener especies silvestres en casa (cualquiera de ellas), tampoco es una buena práctica, ya que son especies que requieren de su hábitat para ser viables.
Así como se cuidan y protegen los parques donde juegas, las zonas de montaña que visitas cuando haces trecking, biking u otras actividades con tus amigos y mascotas, de la misma manera, podemos estar más conscientes de proteger nuestras áreas verdes importantes, en alentar la generación de corredores biológicos y el ser respetuosos con la flora y la fauna silvestre en general; mientras las relaciones ecológicas entre los diferentes niveles de la red trófica se mantengan en equilibrio, los animales silvestres rara vez causarán algún daño a los humanos.
Aunque no veamos jaguares en nuestros senderos, ¿qué podemos hacer para que no desaparezcan por completo? ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a las futuras generaciones?
El jaguar parece haber sido uno de los principales símbolos del lado nocturno de la vida, del reino del misterio, la oscuridad y las tinieblas, es la bestia salvaje que es capaz de comer todo tipo de animales, que penetra en todos los espacios [además de] un espectacular modo de apareamiento. Por todo ello, es el símbolo de las fuerzas misteriosas, de los poderes ocultos e incomprensibles, de los lugares inaccesibles al hombre común (Aviña Cerecer, 2006).
Bibliografía
Aviña Cerecer, G. (2006). Sabiduría, identidad y resistencia: el simbolismo del jaguar entre las tierras altas y bajas de la cultura maya. Cuicuilco, 13(36), 177-201.
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