Nereyda Donají Cameras García.
En la actualidad, el desarrollo de habilidades blandas en jóvenes es crucial, tanto para su vida personal como profesional. Estas habilidades, que incluyen la empatía, colaboración, resiliencia, comunicación y adaptabilidad, se valoran en múltiples entornos y ayudan a los jóvenes a interactuar efectivamente y a manejar desafíos cotidianos. Diversos estudios muestran que las habilidades blandas, también llamadas socioemocionales, son clave para afrontar situaciones laborales y personales, pues permiten a los jóvenes trabajar en equipo, resolver problemas y adaptarse al cambio, lo cual es esencial en una sociedad en constante transformación.
Según estudios del Consejo Coordinador Empresarial de México, entre el 60 y 70% de las empresas consideran estas habilidades un factor decisivo al contratar jóvenes profesionales, incluso más que el conocimiento técnico. Esto es especialmente relevante en un mundo cada vez más digital, donde la inteligencia emocional, la salud mental y la capacidad de adaptación ayudan a los jóvenes a manejar el estrés, la presión y los cambios frecuentes en el entorno laboral y su vida cotidiana.
En la práctica, las habilidades socioemocionales impulsan a los jóvenes a expresar sus ideas de manera clara y respetuosa, a escuchar y comprender perspectivas distintas y a enfrentar retos con una actitud positiva; el desarrollo de éstas en jóvenes de entre 15 y 18 años es un tema que va más allá de solo sugerencias, ya que implica comprender por qué estas competencias son esenciales. Para fomentar estas habilidades en casa y en la escuela, se recomienda integrar actividades que promuevan la comunicación, el trabajo en equipo, la empatía e integración con diversos entornos fuera de su contexto familiar y de amistades.
Empresas en México están comenzando a evaluar estas habilidades a través de entrevistas estructuradas y simulaciones de situaciones reales que observan cómo un candidato maneja el estrés o interactúa con otros; este tipo de evaluación es útil, pues permite observar cómo el joven aplica sus habilidades blandas en entornos simulados y de colaboración, dándoles así un valor tangible en el proceso de contratación y desarrollo profesional.
El interés de los jóvenes en habilidades blandas o socioemocionales se incrementa cuando comprenden cómo estas competencias mejorarán sus relaciones, les ayudarán a lograr sus metas y son reconocidas en el mundo laboral. Estas habilidades no son únicamente innatas, sino que pueden y deben desarrollarse a través de experiencias y educación continua, lo que permitirá a los jóvenes adaptarse mejor en un entorno social y laboral cambiante, en gran medida, son adquiribles y desarrollables, aunque algunas personas pueden mostrar desde temprana edad predisposiciones naturales para la empatía, la comunicación o el liderazgo, la mayoría de estas habilidades se pueden aprender y mejorar con la práctica y la experiencia, entornos de aprendizaje, como la familia, la escuela y el trabajo, son cruciales para fomentar y pulir estas habilidades.
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